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Navidad

El pesebre o nacimiento es una tradición introducida por los frailes, probablemente franciscanos, durante la colonización y evangelización ibérica a partir del siglo XV o XVI en el continente americano. La palabra Pesebre denomina exactamente esa especie de cajón generalmente de madera en que se les echa la comida a los animales. En uno de esos cajones es donde puso la Santísima Virgen al Niño Jesús recién nacido, porque al no tener sitio en la posada, tuvieron que guarecerse ella y san José en una cueva de la montaña, de esas que aprovechan los pastores como cobijo para ellos y sus rebaños.

Se dice que el primero de la historia se realizó en Greccio, Italia. San Francisco de Asís tres años antes de su muerte, en la navidad de 1223, decidió celebrar con la mayor solemnidad posible el recuerdo del nacimiento del Niño Jesús, con el fin de aumentar la devoción de los pobladores “deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos, lo que sufrió en su invalidez de niño como reclinado en el pesebre y como fue colocado sobre el heno entre el buey y el asno”.

Con esto se demuestra como San Francisco tuvo la inspiración de representar el misterio del nacimiento de Jesús en Belén para lo cual consiguió algo de heno y buscó un asno y un buey de los campesinos del lugar y convocó a sus hermanos a reproducir la escena de la adoración de los pastores. En el bosque retumbaban los cantos y esa noche venerable se vestía de esplendor a la luz de las antorchas relucientes.

Se puede hallar en los escritos de San Francisco de Asís la devoción que las personas encontraban en el pesebre desde que este se crea, “se conserva el heno colocado sobre el pesebre, para que como el señor multiplico su santa misericordia por su medio se curan asnos y otros animales, y así sucedió en efecto: muchos animales de la región circunvecina que sufrían diversas enfermedades comiendo este heno, curaban sus dolencias. Más aun, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente, lo mismo ocurría con las personas de ambos sexos con tal medio obtienen la curación de diversos males”.

A partir de este momento, comienza la idea de utilizar figuras para armar la escena del nacimiento, sobre todo en Italia y que luego paso al resto de Europa y a todo el mundo cristiano. Desde ya es una costumbre que quedo solamente entre los católicos.

Las primeras figuritas, de arcilla, llegan a España hacia 1448 y provienen de Nápoles, donde se representaba el nacimiento del niño únicamente en las iglesias. Las figuras comenzaron a fabricarse en España en el siglo XVI, y en el XVII los escultores más reconocidos las fabricaban en cera y en madera. La popularización del pesebre se dio en España a finales del siglo XVIII: cuando Carlos III dejó el trono de Nápoles para llegar a España como emperador, se trajo consigo su gran afición por los nacimientos y como regalo al príncipe de Asturias, su hijo, encomendó a artistas valencianos la confección de figuritas especiales.

Perú

Pesebre peruano de Max Ochante, 1980

Los pesebres peruanos son elaborados en un caja de madera, se les llama „Retablos“ y se remonta a la época de los misiones en Latinoamérica. El santuario pintado es de Max Ochante, uno de los más conocidos artista de retablo del Perú. Las figuras están elaboradas con harina de maíz, yeso y papel pintado en diferentes colores .

El pesebre en Venezuela

El pesebre llega a Venezuela con la llegada de los españoles a América. Ellos introducen las tradiciones iniciadas por San Francisco de Asís en Italia y que los franciscanos venían practicando desde el siglo XIII, basándose en las historias de la Biblia relacionadas con el nacimiento del Mesías, desde el peregrinar de María y José pidiendo posada hasta la llegada de los Reyes Magos a visitar al Niño Jesús en Belén.

El testimonio más viejo que hemos encontrado del pesebre venezolano es de 1832. El prócer merideño Juan de Dios Picón escribió ese año una descripción geográfica, política, agrícola e industrial de su provincia, y al detenerse en la capital decía:

«Al frente de la ciudad, por el lado del noroeste, se halla la loma de las flores o lagunetas, rodeada por algunas pequeñas lagunas que tiene en su cima, cercadas de diversas flores y otras plantas, aromáticas y curiosas con las que se arreglan los arcos y altares de Corpus y pesebres de Navidad»

Los reyes magos forman parte del pesebre aunque no se sabe exactamente su providencia, aquellos personajes que generan la atmósfera que invade la madrugada del 6 de Enero de cada año, poseen claves que son desconocidas para la gran mayoría de las personas, los Reyes Magos, fueron, son y serán siempre unos misteriosos personajes.

Buscar el origen de estos tres personajes y de esta tradición que parece ser eterna, nos lleva irremediablemente a uno de los Evangelios de la Biblia, el de San Mateo; el capítulo II, versículos I al XII, se nombra a los Reyes Magos sólo como Magos, que son guiados por una luminosa estrella, los mismos llegaron a Belén para adorar y ofrecer sus místicos dones al Mesías recién nacido. Sin embargo, San Marcos, no ofrece detalles sobre el origen de los Reyes Magos, ni siquiera afirma que fueran Reyes, por lo que varios autores consideran que el evangelista, que escribía para los judíos, lo utilizó como un recurso para realzar la naturaleza de tipo divina y el carácter de Jesús. Existen otras interpretaciones que afirman que los Reyes Magos podrían haber sido astrólogos babilonios, o sacerdotes persas, cultivadores de las ciencias desde un punto de vista teológico. Tampoco hace mención San Mateo el país o lugar de cual procedían, aunque todos los indicios apuntan a Babilonia o Persia; el primero era un gran centro astrológico, donde, al igual que Persia, los magos se consideraban una casta con mucha influencia.

El pesebre andino

El típico pesebre de la región de los andes (estados Táchira, Mérida y Trujillo) en el Occidente de Venezuela, conserva la frescura y simplicidad de los rústicos pesebres del pasado: consiste en primer lugar de la escena del Nacimiento con las figuritas del Niño Jesús, San José, La Virgen, la Mula, el Buey y los Tres Reyes Magos, alrededor de un cobertizo de paja. Al lado de estos, se colocan escenas de los pastores buscando las ovejas descarriadas, mujeres cargando cántaros de agua, el ángel de la anunciación, el gallo, los leñadores en el bosque, las casitas de teja, los caminos, los puentes, los ríos y las lagunas.

El pesebre andino es una pequeña réplica del contorno geográfico donde vive la gente del campo, dedicado a exaltar no solamente el espíritu religioso de la Navidad, sino también el profundo amor del hombre por la naturaleza que le rodea. En los campos las figuras se hacen del árbol de la yesca o anime, tallando con una navaja las cabezas, pies y manos y vistiendo los cuerpos con pequeños retazos de tela de paño. Las caras se pintan a mano con pincel. Para las ovejas se emplea el algodón a imitación de la lana. Para formar las verdes praderas, se utiliza la lana húmeda o musgo traída desde los páramos. El pesebre se coloca, generalmente en una sala o cuarto especial, para que pueda ser visto a través de la puerta o ventana, por las personas que transitan por la calle.

Esta es una tradición que se mantiene con mucho respeto, ya que una vez colocado el pesebre en la sala de la casa es para los dueños de la misma una devoción religiosa, al igual que la Paradura del Niño, la cual se comienza a celebrar generalmente en el mes de enero después de la llegada de los reyes magos. Es costumbre en esta región abrir sus puertas al atardecer para que la vecindad pueda contemplar el arte en la elaboración de sus figuras o representaciones. Se premia la visita con pasapalos entre los que destacan panecillos, quesillos, pastelitos y la tradicional leche burra (licor con leche condensada), esta tradición es premiada en algunos lugares de la región andina por la parroquia eclesiástica del lugar ofreciendo la bendición al  mejor pesebre.

Texto: Félix Quevedo